¿Y la educación preescolar?
Hace unos días escuché
a un especialista en educación superior decir “que hay una relación muy
importante entre la educación primaria y secundaria y la educación superior”.
Obviando un nivel educativo que casi siempre no es tomado en cuenta y parecería
que es hasta subestimado no sólo por especialistas educativos nacionales sino
también extranjeros.
Se puede ver que en los
medios de comunicación masivos hay un debate constante sobre el seis por ciento
para las universidades públicas y ahora sobre el tema de la universalización
del sexto grado de primaria; dejándose al margen la educación preescolar y se
promueve la idea de que cualquier nivel y modalidad del sistema educativo
requiere más atención del Estado y de la sociedad civil que la educación preescolar.
Aunque se sabe a ciencia cierta y hay suficientes evidencias de que en su
mayoría las instituciones de los niveles educativos de preescolar, primaria,
superior y de las modalidades de educación de adultos, brindan un servicio de
baja calidad. Sin embargo, es mucho más preocupante en lo que respecta a la
educación preescolar.
Muchos tal vez piensan
que en los centros de educación preescolar el niño sólo juega, pinta y canta,
porque no saben que es a través de una correcta aplicación de la ludopegadogía
que el niño puede aprender muchas cosas, adquirir buenos hábitos y ser muy
feliz porque socializa con otros niños de su misma edad.
Investigaciones sobre
la biología del aprendizaje demuestran que si bien el cerebro es plástico y la
educación un proceso continuo que se da a lo largo de la vida, existen momentos
en que éste se encuentra en mejores condiciones para aprender y es durante los
primeros años, es decir, en la etapa preescolar, en la que los niños son
especialmente sensibles al desarrollo de destrezas básicas.
Por lo tanto, la
experiencia temprana de socialización resulta determinante para el desarrollo
cognitivo y psicoafectivo del niño, lo que se consigue en un centro preescolar
con docentes capacitados y especialistas en las áreas cognitivas y
socioemocionales, pero éstos deben estar también debidamente remunerados para
tener la motivación de prepararse y brindar una mejor educación a los niños.
Que el niño reciba
estimulación temprana resulta clave para reducir el bajo nivel de rendimiento
escolar y las probabilidades de repitencia en un 40 ó 50 por ciento en la
primaria y secundaria. Por lo consiguiente si se invierte en educación
preescolar se puede reducir la necesidad de realizar costosas intervenciones
posteriores.
Estudios realizados en
los Estados Unidos de América, muestran que el niño que ha recibido educación
preescolar aumenta su coeficiente intelectual y también adquiere notables
beneficios en las habilidades sociales y emocionales. Llegan más motivados a la
educación primaria. Un dólar que se invierte en la primera infancia tiene un
retorno de ocho dólares más tarde.
En conclusión, el lugar donde se imparte educación
preescolar debe contar con personal especializado en niños, la infraestructura
debe ser la adecuada, debe contar con recursos didácticos adecuados y
necesarios, y el currículo debe responder a un proyecto o metodología, pero
antes de todo esto se debe partir del concepto de educación preescolar como
segundo hogar.
Publicado en La Prensa el 10 de septiembre de 2012.
http://www.laprensa.com.ni/2010/09/15/opinion/37813--educacion-preescolar
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