viernes, 26 de octubre de 2012

La pedagogía de la memorización y la copia



-Arturo Rojas Huerta-
Muchos docentes que dicen que tratan de eliminar la memorización en sus alumnos en sus actividades pedagógicas lo fomentan inconscientemente o debido a la falta de preparación que ronda el  50% de los docentes a nivel nacional.

Lo que mata el estimulo de pensar, crear, innovar e inventar es la pedagogía de la memorización y la copia. Aunque también se debe considerar a la memorización como un tipo de copia porque aprender de memoria lo que el profesor dictó es fotocopiar mentalmente para luego reproducirlo en la hoja del examen.

Se puede ver que en los países que lideran en ciencia y tecnología en el mundo son los que han apostado a una educación de calidad que entre algunas de sus características está el estimular en los discentes: la innovación, la creatividad y la investigación.

¿Pero cómo estos docentes fomentan la pedagogía de la memorización y la copia?

Porque aprueba al que repite sin olvidar puntos ni comas lo que está en el libro o lo que el docente les dictó en su cuaderno.

Porque el alumno cuando no entiende lo que el profesor explicó y ante el temor de que éste lo “azareé” o se exponga a la burla de sus compañeros, trata de aparentar que aprendió mediante la copia o la memorización.

También fomentan la memorización cuando no se le estimula al estudiante a decir lo que piensa sin sentirse avergonzado o por que lo que piensa no coincide con lo que le dictó el profesor o con lo que está en el libro de texto. O también sentirse burlado o agredido psicológicamente por el docente.

El docente aprueba con calificaciones altas a los alumnos que memorizan y plasman en el papel del examen lo que aparece en el libro o en el cuaderno. Pero algunos estudiantes más pragmáticos y “eficientes” prefieren no perder el tiempo memorizando y lo copian directamente de la fuente y de esta manera se aseguran de haber hecho una copia fiel al original y así asegurarse una alta calificación por parte del docente.

Ante esto los alumnos más hábiles al ver que no se les valora sus propias ideas o sus comentarios por más coherentes que estos sean, y a pesar de sentirse inconformes y estafados con la forma de evaluar, se unen a la pedagogía de la memorización y la copia para no salir con notas muy bajas o en el peor de los casos aplazados.

Ante un sistema educativo que confunde retención educativa con bajar la exigencia académica, copiarse es una forma sencilla para salir del paso.

Por lo tanto para tratar de evitar la pedagogía de la memorización  el docente debe organizar sus actividades educativas en función de alentar a pensar, crear e innovar en sus estudiantes y así también aportar a su autoestima y desarrollar capacidades científicas; y  romper de una vez por todas con la cultura de la memorización y la copia y estimular la innovación.

El autor es especialista en proyectos educativos y docente universitario.


Publicado en La prensa el 10 de enero de 2011

http://www.laprensa.com.ni/2011/01/10/opinion/48595

viernes, 12 de octubre de 2012

El uso de los celulares en las horas de clase


El uso de los celulares en las horas de clase

-Arturo Rojas Huerta-

Los celulares han inundado el aula de clases por los adolescentes y jóvenes. Esto genera preocupación en los profesores porque estos aparatitos no son dejados ni a sol a ni a sombra y perturban los tiempos que debe tener el proceso de enseñanza-aprendizaje; dejando de ser un elemento útil de seguridad de los estudiantes a un elemento “distractor”.

En mi práctica docente he podido ver como muchos adolescentes están constantemente observando ansiosos la pantallita del celular a ver si hay un mensaje o una llamada entrante y dejan de lado el trabajo del aula o no prestan atención a las explicaciones sobre el tema de clase.

El uso del celular por los adolescentes y en especial en el aula de clase se ha convertido en un patrón cultural, que son hábitos que se aprenden simplemente al vivirlos y sin necesidad de hacerlos conscientes. Y que como ya se señaló, ocasiona trastornos en el aprendizaje, molestias e interrupciones en las clases cuando los mantienen encendidos.
Cuando a los estudiantes se les pide que apaguen o entreguen el celular se desesperan o miran mal al docente como si éste les hubiera pedido algo inapropiado.
Estos aparatitos además permiten que se utilicen los mensajes como “machotes electrónicos”, lo cual puede permitir copiarse en el examen si el docente no está muy atento o se descuida un poco.
Estos celulares son un instrumento valiosísimo si se utilizan adecuadamente porque permite hablar con una persona desde cualquier lugar de manera ambulatoria, además de ser útil para la seguridad de los niños porque los mantiene en contacto con su familia y los padres saben donde están y estos se puedan comunicar rápidamente con ellos si tienen algún problema.
 Aunque el celular permite hablar desde donde uno quiera; se debe controlar la compulsión de hablar todo el tiempo por él.  
El celular no debe dominar todos los espacios. Se pueden y deben apagar en ciertas circunstancias: como cuando se maneja, un piloto en el avión, un jugador en medio del partido o un estudiante cuando está en clases o está estudiando. Porque Aprender requiere atender. Y debe respetarse ese momento. Así de simple. Son todas cosas de riguroso sentido común; y no necesitan ser reglamentadas.

Y a manera de conclusión: ninguna escuela puede permitir que un alumno mantenga su celular encendido en clase, porque distrae y es una falta de respeto al docente y a la clase que imparte.

Publicado en La prensa el 30 de abril de 2011



viernes, 5 de octubre de 2012

SOLIDARIDAD



-Arturo Rojas Huerta-

 Mucho se habla de este valor, pero totalmente carente de significado, confundido con un vago sentimiento de malestar ante la desgracia de los demás.

Para que la solidaridad conduzca al desarrollo de los pueblos y al conjunto de hombres, debe ser verdadera, evidente, activa, perseverante, constante... porque la solidaridad es entrega, absolutamente opuesta al deseo egoísta que impide el verdadero desarrollo.

La solidaridad primero se debe practicar en la familia, luego en la comunidad, más tarde en la sociedad. El desarrollo y el bien de todos es también el mío y de cada uno.

La solidaridad es unión, mientras que el egoísmo es aislamiento. La solidaridad favorece el desarrollo; el egoísmo, la pobreza.

También aprovecha los bienes, los distribuye, los comparte, los multiplica; mientras que el egoísmo los corrompe, los hace estériles, los pervierte para hacerlos plataformas de podredumbre, de riquezas desbordantes de inutilidad y vergüenza.

La solidaridad es parte de nosotros porque está en la naturaleza misma del ser humano y se relaciona directamente con su también naturalísima tendencia social.

Por lo tanto podemos decir que las personas que se oponen a la solidaridad son —no sólo negativas—, sino también antinaturales; son señales patológicas en una persona que no reconoce la dignidad de la persona humana ni se ha dado cuenta —ciego de ambición—, de que todos somos verdaderamente responsables de todos.

Así como la solidaridad nos humaniza; la falta de ella nos pervierte, nos aleja y nos hace negar hasta nuestra propia naturaleza humana.

La falta de práctica de la solidaridad se evidencia en todos los ámbitos de la sociedad y más aún en la clase política; siempre tratando de anteponer sus intereses a los del pueblo, enfermos de ambición, egoísmo, perfidia buscan como beneficiarse y acomodarse mejor.

Practiquemos la solidaridad y no lo dejemos sólo para los estrados o discursos, que así todos saldremos adelante.


Publicado en La prensa, el 10 de febrero de 2010