Educación
Tan sólo por la educación puede el hombre llegar a
ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él.
Immanuel Kant (1724-1804), filósofo
alemán.
EDUCACIÓN Y DEMOCRACIA
La democracia es bastante utilizada y pronunciada en los discursos, sin
ningún contenido o tergiversada como sinónimo de gobierno autoritario y de
ciudadanos amedrentados y contenidos. Por lo tanto nuestro deber como
ciudadanos es urgente y necesariamente reflexiva.
Sin libertad de conciencia, sin libertad de opinión, la democracia es
una palabra desprovista de contenido. Nada es más humillante para un pueblo que
guardar silencio por miedo a la censura o al castigo.
Durante muchos años se tiene la perjudicial costumbre de no hablar ni
siquiera a media voz, de disimular, por lo que democracia ha terminado siendo
una utopía.
Si repasamos la historia de los pueblos nos daremos cuenta que la
democracia es algo muy vivo, pero que exige un esfuerzo constante, inteligente
de parte de los ciudadanos y que no se consigue mediante el ruego o callándonos
lo que nuestra conciencia moral nos dice que está mal.
Los jóvenes son la gran reserva moral del país y ellos son los
convocados a esta gran reflexión. La vida cívica no es un asunto que debe
serles ajeno. Y una de las tareas a que estamos convocados se relaciona con la
educación. Porque la democracia, como sistema adecuado de vida republicana, no
es una mera palabra sin sentido, sino un modo de concebir y vivir la vida y una
manera de estar presentes en la historia. No se trata de una frase memorizable
para los discursos o días patrios y luego al olvido. Se trata de una concepción
de vida que compromete nuestras energías, nuestros sentimientos, nuestra
formación intelectual, nuestra ética y abarca a toda la sociedad en su
conjunto.
En la escuela se ofrece cursos de cívica. Pero debemos dejar en claro
algo, una cosa es educar y otra es instruir. Se instruye para adoptar modelos
homogéneos, memorizar conceptos e información y ejercitar actividades y
comportamientos que no necesitan ser objetos de reflexión ni de crítica. Y lo
que hacen en la escuela es dar instrucción cívica. Educar es un concepto más
rico y muy distinto: despierta y orienta la capacidad para el análisis y
estimula la reflexión personal; descubre el mundo de la voluntad y ofrece
caminos para adquirir la verdad por cuenta propia.
La educación busca que nos realicemos como personas. Pues bien, sin
educación no hay democracia, porque solamente con la educación asegurada la
expresión del voto reflejará fielmente el pensamiento y la voluntad del
ciudadano.
Por todo ello, los jóvenes son hoy realmente soldados de la libertad y
de la inteligencia, y debemos ayudarlos a que se empeñen en asegurar esos
valores. Porque es en las aulas donde se deben fraguar las armas que aseguren
la vida democrática.
Arturo Rojas Huerta
publicado en la prensa el 10 de agosto de 2010